Hablemos de Sandro Botticelli

  ¿Quién fue Sandro Botticelli? 






Fue el gran representante del renacimiento florentino del quattrocento, Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi (1 de marzo 1445 - 17 de Mayo 1510) era su nombre original pero fue apodado Botticelli pues su hermano era tan gordo que parecía un barril y esto hizo que a toda la familia se la conociera con el mote ‘Botticelli’. Sandro adoptó ese nombre con orgullo y hoy brilla entre los demás autores del arte universal.


Su estilo no busca el naturalismo. Se inclinó más bien por la delicadeza y la gracia. Quizás por ello se le daban tan bien los retratos femeninos, sobre todo sus madonas y diosas mitológicas. Mujeres ideales que afianzan el ideal de belleza tan de moda en esa época. A pesar de querer obtener la belleza ideal en cada una de sus obras, Botticelli no descuida el dominio de la perspectiva, ni la aplicación del color la cual hace que sus obras sean sobresalientes, ni facilidad con la que consigue una magnífica obtención de volúmenes.



El nacimiento de Venus


El nacimiento de Venus 


Fue protegido de los Medici, Botticelli fue estimulado para que pintara los mitos de la antigüedad, alegorías paganas y demás novedosas temáticas. En esa época, pintar obras de gran formato que no fueran de religión eran toda una novedad, por lo que Botticelli fue uno de los primeros artistas en hacerlo, gozando de gran prestigio que quizás no tendría la veneración posterior de otros maestros del quattrocento.



La Primavera 


También tuvo enemigos que no veían con buenos ojos su exaltación del paganismo. Entre otros, el fanático religioso florentino Girolamo Savonarola, que organizaba sus «hogueras de las vanidades» para quemar joyas, libros, objetos de lujo… y cuadros. Botticelli cayó algunos años preso de su secta, hasta que el propio Savonarola fue quemado en una hoguera.


Además Botticelli era homosexual y sería denunciado por ello anónimamente. Algo parecido le ocurriría a Leonardo da Vinci, ya que en 1502 la denuncia anónima era una práctica habitual.

De todas formas, Boticelli se salvó de la hoguera y siguió pintando, aunque sería superado por las nuevas generaciones de artistas, y finalmente moriría olvidado y pobre a los 78 años.






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